viernes, 10 de mayo de 2019

MADRE, MADRE, TÚ ME QUIERES...

¡PERO YO TE QUIERO MÁS!


Y llegó uno de los días más esperados, para el cual se habían preparado tanto los estudiantes del 5129, el Día de la Madre. Chicas y muchachos se encargaron de adornar sus canastas para el sorteo, decorar el patio, encender las luces, acomodar y servir las gaseosas y bocaditos, todo en medio de un ambiente de alegría y expectativa.

Inflaron y colocaron globos a lo largo de todo el perímetro del patio, sacaron las sillas y mesas de las aulas para que las invitadas pudieran sentarse y sentirse a gusto, ellos mismos se organizaron para conservar el orden y una vez iniciada la ceremonia, guardaron el respeto y atención debidos. Cuando hubo que celebrar, corearon las canciones interpretadas por sus compañeros y las acompañaron con palmas y gritos de alegría.

Los chicos y mamás premiadas se fueron contentos y deseando volver. Desde aquí nuestro saludo a la profesora Gladys y a la señora Verónica, las únicas damas y mamás de nuestro periférico y hacemos extensivo el mismo a las compañeras docentes que trabajan en Sarita Colonia, José Olaya, Divino Cristo de las Alturas y la sede de Márquez. Un feliz día para todas ellas y que el Señor de la Vida bendiga siempre su salud y su sacrificado trabajo.

¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!! 

 GANADORA CANASTA 3°

 NÚMERO MUSICAL

 REFLEXIÓN DÍA DE LA MADRE

 PALABRAS ESTUDIANTES 3°

 GANADORA DE CANASTA 2°

 GANADOR CANASTA 1°

 GANADORA CANASTA 4°



 

viernes, 3 de mayo de 2019

CELEBRAMOS EL DÍA DEL TRABAJO!

RECORDAMOS A LOS MÁRTIRES DE CHICAGO


Recordamos y celebramos el Día Mundial del Trabajo con una reflexión histórica sobre la evolución del concepto del trabajo en el mundo y en especial en nuestra patria y luego con un agradable compartir ofrecido por los profesores, para premiar el esfuerzo cotidiano de nuestros estudiantes, puesto que más del 80% de los mismos trabaja durante buena parte del día.

Los estudiantes quedaron gratamente sorprendidos puesto que no esperaban esta actividad y pidieron que se repita. Se les dijo que pronto, dado que el jueves próximo se celebraría el Día de la Madre en el CEBA porque el viernes lo harían los turnos mañana y tarde.

Adjuntamos imágenes de la actividad.




jueves, 2 de mayo de 2019

DECLAMACIONES Y CANCIONES...

DESARROLLO DE RECURSOS PARAVERBALES


Veinte días atrás, cuando estaba para iniciar este tema me preguntaban para qué podría servirle un blog a los estudiantes y en esa oportunidad recuerdo haber respondido que podría servir para que los estudiantes elaboren y publiquen anecdotarios, sus hojas de vida, bitácoras de sus viajes personales o de estudio, para crear y difundir un taller de lírica o narrativa o un taller de lectura crítica o redacción crítica. Agregaba que puede servir también como repositorio para sus trabajos (como evidencia de los mismos) y como vehículo para sus comentarios.

Por mi parte, el blog me serviría para reforzar las clases realizadas con más teoría práctica, para brindar educación diferenciada (tanto para los que comprenden con mayor facilidad y para quienes se dejaría más ejercicios, material retador, páginas y direcciones de su interés para que puedan seguir investigando) como para los estudiantes que tienen más dificultades para que puedan trabajar ejercicios de menor exigencia y con mayor soporte.

Puede servir también para que puedan contactarse con estudiantes y maestros de otros colegios de la región, del país o del extranjero y que así pueda compartir lo aprendido y reforzarlo, para brindar casuística de los temas aprendidos en clase para trabajarlos o para corregir errores que se puedan haber presentado.

El tiempo ha pasado y comparto lo ya realizado. Parte de la planificación está en algunos posts anteriores como los titulados: Declamamos y filmamos nuestras presentaciones y Declamaciones y canciones.











miércoles, 1 de mayo de 2019

PLAN DE ESCRITURA FINAL

PLAN DE ESCRITURA FINAL - NARRATIVA DOCENTE


EXPERIENCIA PEDAGÓGICA
EMILIO ALVINO ACUÑA RAZA
Introducción
EL PROFE EMILIO
Mi nombre es Emilio Alvino Acuña Raza, soy un docente del área de Lenguaje y Literatura, licenciado por la Universidad Nacional “Federico Villarreal”. Nací en la sierra norte de mi país (Huancaspata – Pataz) pero fui traído a la capital a muy corta edad y aquí me quedé el resto de mi vida.  Buena parte de mis familiares han ejercido o aun ejercen la profesión docente (tres tías: Rosa, Nelly y Armida y tres hermanas: Lastenia, Julia, Dora) por lo que más de una vez me he preguntado la afinidad entre nuestros apellidos (ACUÑA RAZA) y nuestra misión en esta vida, EDUCAR. No me gusta hablar o escribir sobre mi vida y lo hago ahora por esta obligación, agradezco su paciencia y tolerancia con lo que sigue.

Febrero año 1985, de noche. Salía cabizbajo de la universidad aunque “El Romanticismo en la poesía de Mariano Melgar”, mi tema de investigación para Bachiller había sido aprobado unánimemente días atrás. Una decepción amorosa, el deseo de aprobar, las características de la vida y obra del poeta canalizaron el resto, pero cerraba el año sin mi primer trabajo y sin la primera enamorada de la universidad.

Casi no me percaté del saludo del Jefe de Grados y Títulos que me llamó por mi nombre, preguntó si estaba trabajando y si quería laborar en el Claretiano, colegio particular; el mejor de San Miguel y uno de los mejores de Lima. Había que ir al día siguiente en terno, dar un examen, entrevistarse con el Director, un sacerdote. Recuerdo haber dicho en son de mala broma: “Profe, ¿a quién hay que matar?”. Y me veo llegando antes de las 9.00 am. al día siguiente, respondiendo preguntas sobre cultura general, aspiraciones en la vida, “¿cómo te ves de aquí en veinte años?”,  calificaciones universitarias, filiación política y religiosa (mi alma máter es de obvia filiación aprista), para al final escuchar “asiste desde mañana para capacitación, en planillas desde abril y de usted depende el quedarse en el colegio…”.

Hoy, en estas líneas recuento treintaicuatro años transcurridos y recuerdo cómo pocos pero generosos docentes mayores me orientaron para mis primeras clases (mi trabajo anterior no había sido precisamente como docente): “mantenlos ocupados”, “nunca te descuides”, “cuando escribas en la pizarra hazlo en tres cuartos, nunca les des toda la espalda”, “recorre siempre toda el aula, no te quedes nunca solo al frente”, y sobre todo “cambia, cambia siempre, nunca des dos clases ni tomes dos exámenes iguales”. Inicié con doce horas de clase, Segundos F, G, y H en el turno tarde porque el colegio tenía dos turnos y a la tarde iban supuestamente los más “vagos” y “relajados”, mientras que los de la mañana, secciones ABCD tenían las mejores notas y profesores; y haber aumentado a 30 desde julio de ese año para reemplazar al profesor que me recomendó porque una grave enfermedad lo postró. Ahora creo que cuando me dieron tan pocas horas de clase se jugaron tres riesgos: mi edad (tenía solo veintitrés años), mi nula experiencia docente, pero no había en ese momento otro candidato a la vista.
Los inicios
Los comienzos no fueron precisamente fáciles, unas fueron de cal y otras de arena. Me hice querer por los muchachos de 2° de secundaria, congenié rápidamente con ellos. Me ayudó mucho la narración oral: les narraba relatos mitológicos griegos y latinos, latinoamericanos y del imaginario andino, trabajaba la investigación en biblioteca, y supe emplear desde el inicio la metodología y tecnología de la época: separatas además de textos (para los maestros jóvenes un solo libro no era suficiente, buscábamos comparar informaciones, ampliarlas, especificarlas y que los estudiantes también lo hicieran), el proyector de vistas opacas (uno en el cual se colocaba el libro que era iluminado por un lámpara en un plano y se proyectaba a través de un lente, solo que no había que tener mucho rato el texto porque se calentaba y podía quemarse), el proyector de slides (un tambor donde cargábamos los recuadros de cartón con los slides -especie de negativos de fotografías a color, en sepia o en blanco y negro-) y un proyector de películas de 35 m.m. (como en el cine y al que cada cierto tiempo activaba pidiendo películas en préstamo a las embajadas de España o de Alemania), por curiosidad e iniciativa. Esto les gustó a los estudiantes porque en el colegio no se contaba con mucho material audiovisual, los docentes de mi área casi no lo empleaban, los que sacaban provecho a los proyectores y otros equipos eran solo los docentes de Ciencias. En mi turno éramos varios docentes de Lenguaje y Literatura y un compañero y yo los menores y nuevos. Dos de ellos trataron de sacar provecho, de hacernos pagar “derecho de piso”: aunque eran ocho secciones en cada grado y ellos enseñaban en la mayoría de ellas, nos pedían que hiciéramos los exámenes, que los corrigiéramos, que les diéramos las claves. Eso fue durante el primer bimestre, desde el segundo conversamos entre nosotros y decidimos que ya no sería así.

En una época en la cual el personal de la biblioteca atendía del otro lado de la mampara y maestros y estudiantes sólo conocíamos sus libros por lo que la ficha bibliográfica nos decía de ellos, logré hacerme amigo de la señora bibliotecaria; Gloria Marston, una dama bonachona y gentil a quien logré persuadir para que me dejara pasar a su “reino” y ver algo de lo que muy pocos docentes del colegio habían tenido el privilegio: la Biblioteca claretiana por dentro. Me dediqué a leer, a fortalecerme académicamente para contrarrestar mis debilidades universitarias: si bien logré terminar en los cinco años de reglamento ello fue porque después de algunos ciclos, en las vacaciones adelanté algunos créditos, esto porque durante mi periodo universitario (1979 – 1985) tuvimos varias huelgas y paralizaciones. Muy pocos acabamos el mismo año, la mayoría concluyó recién en 1986. Aprendí Retórica (figuras literarias, imágenes, rima, ritmo…) repasé el latín, la literatura europea y norteamericana contemporánea (de los 50 en adelante) y la gramática estructural. Iba en las mañanas, en las tardes, en mis ratos libres. Encontré que no éramos más de quince los docentes que frecuentábamos la biblioteca y que de ellos solo diez íbamos por libros, los otros cinco por mapas; lo que refleja una característica muy acendrada incluso entre nosotros los docentes: el poco interés por la lectura.

Los muchachos de 5° eran más exigentes, algunos eran muy hábiles y otros repitentes, algunos muy revoltosos y en ese año me tocó ser el profesor más joven del colegio, muchos me doblaban en tamaño, algunos venían con casi barba y bigote (ya no era bozo, se afeitaban) y por todo ello y por lo que sigue mis clases deberían de ser no solo atractivas sino académicamente impecables (el colega a quien reemplazaba tenía publicados varios libros y los estudiantes lo admiraban por su gran memoria, preparación y don de gentes), en síntesis, la valla era muy alta.
El Director nos retó a preparar un libro cada docente, me tocó elaborar el texto para 5° de secundaria, como en esa época no había computadoras, lo hice a máquina, en una Olivetti eléctrica  donde cada error se tenía que corregir con el “corrector para esténcil”, por lo que había que tener un cuidado especial para evitar los manchones y correcciones. Al final fue un libro muy querido, una “Antología” que reeditamos durante diez años consecutivos porque los contenidos y fragmentos escogidos fueron renovadores en el contexto de esa época y porque más que la propia teoría, procuramos incidir bastante en la práctica, en la aplicación de lo publicado. Recuerdo haber esperado y querido esa antología como a los hijos la que vendrían cinco años después.

Controversias y aprendizajes
Cada visita a la biblioteca era una nueva y peculiar experiencia: ver los libros, sus tapas y contratapas, colores, su olor especial era otra manera de percibirlos, de sentirlos. La señora bibliotecaria fungía de cómplice, tanto ella como un sacerdote ya mayor que también venía por las tardes. Con ellos conversaba a veces yo, sobre mis lecturas, sobre lo que habían leído y me recomendaban. Y resulté leyendo no sólo Literatura, Retórica y Gramática, sino también sobre Arte, Geografía e Historia porque me di cuenta de su estrecha relación. Y pedí mapas para leerlos, para llevarlos a mis clases y emplearlos en mis clases de Literatura: el lejano Oriente, el despertar de las Civilizaciones, el Imperio Cretense y la Expansión griega por el Mar Egeo y sus islas, El Asia Menor, ¿Existió Troya? ¿Dónde se localizó? ¿Existen datos históricos sobre ella? ¿Cuánto es verdad y cuánto leyenda? ¿Existió Homero y fue ciego como se dijo? ¿Cómo podemos afirmarlo o refutarlo leyendo la Ilíada y la Odisea? Estas y otras preguntas encendieron la polémica entre estudiantes y docentes y sirvieron para animar grupos de debate, revistas estudiantiles y hasta el nacimiento de los Clubes de Periodismo, Historia, Teatro y Filatelia.
El colegio adquirió televisores y VHS y la Coordinación Pedagógica hizo adquisición de grabaciones en vídeo de diversos temas, pero no de Lenguaje o Literatura. Pero era la época en que en Lima se difundió la televisión por cable y de Hallmark, por ejemplo grabé “La Odisea”, la cual causó furor entre los estudiantes, así como “Los Miserables”, “Los tres mosqueteros”, “Romeo y Julieta” de Zefirelli, y conseguimos copias de “Los coristas” y la inolvidable “La sociedad de los poetas muertos” con Robin Williams en el papel principal de John Keating, que a más de un docente recargó baterías e inspiró para enfilarse a nuevos horizontes. Rescato de este periodo el interés y trabajo realizado con los medios audiovisuales: grabaciones de sonidos (long plays de la época con grabaciones de declamadores con poesía de famosos: García Lorca, Machado, Neruda, Vallejo), cassettes de sonido con canciones de la Revolución Mejicana, dramatizaciones de obras teatrales españolas (Fuenteovejuna, La vida es sueño…), vídeos, así como de las imágenes fijas de los mapas, libros y revistas.

Cuando la señora Gloria se retiró del colegio cedió su puesto a Rocío, guapa y gentil, quien al igual que su predecesora me permitió seguir frecuentando la biblioteca. De pronto aumentó el número de visitantes, llegaron incluso profesores de deporte que luego de su jornada venían a conversar, a consultar por libros que no figuraban en el fichero. Solo agregaré que Rocío y yo hilvanamos nuestra historia aparte: fuimos la primera pareja conformada por trabajadores del colegio (luego hubo otras) y que continuamos felizmente casados. Solo diré que en nuestro caso ocurrió algo que he notado con buena parte de los/las colegas: la tendencia a unirnos con personas de nuestro círculo cercano: otros docentes, sicólogos, personal administrativo...  

Evolución
Ya con más responsabilidades en mi vida, mi esposa y yo debíamos tomar la determinación de seguir o no trabajando los dos (no queríamos dejar a nuestros hijos al cuidado de nuestros suegros, sino ser nosotros quienes acompañáramos el crecimiento nuestros hijos). Los últimos años, 88 y 89 yo laboraba en tres lugares: el centro pre universitario de la Villarreal (de lunes a viernes de 6.00 pm. a 10.00 pm.), el Colegio Militar Leoncio Prado (de 7.00 a 1.00 pm) y en el Claretiano (de 1.00 a 6.00 pm). Comparando ingresos, nos convenía que yo siguiera trabajando y ella dejara el colegio, cosa que hizo no sin pena de ambos. El tiempo nos ha dado la razón, los dos mayores son ahora profesionales, sanos, dedicados y amantes de su familia. El mayor, egresado de la Pontificia Universidad Católica, sustenta su tesis de Maestría en China la semana próxima, la segunda es Terapista de Audición y Lenguaje por la Universidad Cayetano Heredia y el menor acaba de ingresar a la universidad Le Cordon Blue, para estudiar la carrera de Gastronomía.

Trabajar y acompañar la crianza de los hijos no es tarea fácil y de eso pueden dar fe todas las y los docentes de cualquier lugar del mundo. Lo mismo ocurre en mi país con los estudiantes que abandonaron sus estudios al tener que trabajar porque se hicieron de familia, porque la familia necesitó su apoyo, a consecuencia de su conducta o de su bajo rendimiento: las chicas y muchachos de la Educación Básica Alternativa (EBA), quienes por su extra edad ya no son admitidos en la Educación Básica Regular (EBR), grupo etáreo con el cual trabajo actualmente por las noches. No será la primera ni la última vez que al igual que un/una docente lleva a su/s niño/s a la escuela, así también vemos cochecitos, cajones, colchas, donde las estudiantes cobijan a sus bebés mientras atienden con ojos brillantes o somnolientos las clases de los profesores.

Decidí seguir creciendo personal y profesionalmente y opté por estudiar una Maestría (Literaturas Hispánicas) en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Pedí licencia en el Estado por dos años: ritmo difícil sobrellevar estudios en una universidad particular sumamente exigente al tiempo que seguir laborando en el colegio particular. Logré culminar al cabo de los dos años pero no hice la tesis, sin embargo; los estudios,  la metodología, el rigor y la exigencia académica quedaron en mí y me han servido a lo largo de todo este tiempo. En 1992, año del Centenario del Nacimiento de César Vallejo, nuestro poeta universal, toda esa experiencia y contactos nos sirvió a los docentes claretianos para llevar al colegio a connotados vallejistas, poetas, críticos literarios, presentar una muestra fotográfica y bibliográfica, incluso presentar el sello del día en una muestra filatélica. Continuamos así durante el resto de la década: clase de Literatura y soporte externo con catedráticos sobre temas diversos: la tragedia griega, la Divina Comedia, el teatro isabelino, la comedia francesa, los castellanos del Perú…
Las TIC en la escuela
Fue por el 2000 cuando comenzaron mis escarceos con las TIC. El Claretiano había cambiado sus máquinas, ya se contaba con conexión a Internet, asistí a algunas capacitaciones que abrieron mi horizonte. Pero quise desmarcarme de lo tradicional. El colegio tenía convenios con Microsoft para la certificación de la enseñanza del entorno Windows (Word, Excel, PPT), es decir software de autor. Decidí conocer Moodle, Dokeos, Chamilo cuando todavía tenían versiones gratuitas y creé mis primeras aulas virtuales, especialmente con los dos últimos. Las primeras promociones mixtas del colegio (años 2005 al 2010) rindieron sus primeros exámenes virtuales en el curso de Comunicación, conocí y aproveché los aportes del Discovery School (generadores de pupiletras, palabras cruzadas, frases escondidas, rompecabezas, laberintos), 4Teachers (rúbricas, cuando casi nadie les ponía atención) y comencé a difundirlos entre los colegas y me dediqué a investigar y buscar páginas que pudieran serles útiles también a ellos.

Con los estudiantes, como era algo nuevo se tuvo algunas dificultades: tenían que inscribirse al aula virtual con la clave proporcionada, olvidaban o perdían la clave, no podían ingresar desde sus casas, el tiempo que se les daba para la resolución en el caso de exámenes resultaba objetado como insuficiente… Para mejorar se vio la manera de trabajar las evaluaciones in situ, en el laboratorio de cómputo, en la hora de Comunicación (cuando estaba sin uso) o permutando aula por laboratorio en acuerdo previo con la Coordinación del área y con el/la profesor/a de cómputo. Esto hizo que los estudiantes se prepararan solamente de concentrarse en el curso mientras que el encargado de cómputo y yo como docente, veíamos que todo fluyese, tanto el contenido pedagógico a evaluar como el acceso, la velocidad, el tiempo, es decir lo técnico. Para el olvido de claves tuvimos una hoja impresa donde consignamos todas las claves de acceso y pedimos que si la cambiaban informaran de ello. Al final resultó una buena experiencia: tenían sus resultados casi inmediatamente, recibían feedback sobre sus aciertos y errores, información complementaria. Incluso se animaron a preparar sus propias preguntas para exámenes futuros o de quienes necesitaran reevaluación.

Es por esos años que a nivel nacional se impulsa el desarrollo del Plan Lector, un esfuerzo por incrementar el nivel de lectura de los estudiantes de la Educación Básica Regular. La dirección del colegio me encargó liderar esta iniciativa a nivel colegio: personal docente, administrativo y estudiantes y trabajamos así durante dos años hasta que los administrativos primero y los docentes después lo abandonaron. Hoy continuamos solamente con los estudiantes de Inicial, primaria y secundaria. Este proyecto tomó mucho del tiempo dedicado a la creación de materiales y por ello mi avance se fue difuminando.
Terminando la década abandoné Dokeos y Moodle que dejaron de ser gratuitos y como me redujeron aulas ya no volví a trabajar con Chamilo y por causa de la inactividad perdí mis aulas sin poder recuperar todo lo que había ingresado. Aprendí a usar Hot Potatoes, Exe Learning, Ardora, Co-Citer, Pixifex. Pero como no tenía aulas asignadas, lo que aprendí luego lo olvidé. En el colegio del Estado no se contaba con computadoras ni proyectores, por lo que llevaba mi lap, proyector y parlantes para hacer clases con material multimedia (vídeos y presentaciones PPT mayormente), lo que sin embargo era muy esperado por los estudiantes. Es la época en que aprendí a crear blogs y creé algunos en Word Press y principalmente en Blogger. Nacen así Literatureando y LavozdelPiloto, en los cuales registraba las actividades tanto del colegio particular como el CEBA PAEBA. Con el tiempo casi abandoné el primero mientras que continúo con el segundo en el cual se recogen las actividades no sólo de nuestro centro, sino también las de los otros periféricos.

En la segunda década sumé más experiencia en TIC pero mis oportunidades de replicarlas fueron menores: me ascendieron de puesto a coordinador pedagógico pero definitivamente sin trabajo en aulas, por lo cual solo me quedó replicar mi experiencia con los colegas, los cuales eran mayores o de mi edad y no acogían necesariamente las nuevas tecnologías.
Es la época en que descubrí el portal EDUTEKA, bajé información que me pareció muy interesante: el proyecto Gavilán, las traducciones sobre el Proyecto Zero de la Universidad de Harvard, la Taxonomía de Bloom ajustada a la actualidad, los estándares ISTE. Intenté que el equipo de Comunicación del colegio trabajara con el modelo Gavilán pero la inercia y pasividad de algunos compañeros y también el no haber insistido más en el tema truncó la experiencia.

Recién en estos últimos tres años, con el ingreso de nuevos y jóvenes docentes a las diversas áreas, el tema de las TIC ha cobrado fuerza en la comunidad educativa. Así, estudiantes y maestros comparten roles en Class Dojo, aprenden a programar con Scracht, usan Prezi y Powtoon para sus animaciones y vídeos, trabajan con los recursos que proporciona Google (Drive, Classroom, Google docs, Sites, hojas de cálculo…). Incluso algunos de ellos que se han bautizado como “Los Educagamificadores” se han preparado en equipo, por su cuenta, para obtener las certificaciones de Google Education, uno de ellos, Johan, ya lo consiguió. Llegué a acompañarlos hasta casi la mitad del curso pero desistí por falta de tiempo, mis opciones de estudio presencial son poco favorables, pero ellos me han demostrado que sin esfuerzo no hay triunfo y esto me estimuló a no quedarme atrás.

La Maestría y el trabajo actual
Fue en este contexto que el año pasado, investigando en Internet encontré la Maestría de Educación mediada por las TIC y me gustó por los cursos propuestos, la metodología ofrecida, la acreditación con la que cuenta ICESI y sobre todo, porque era virtual. Y aquí me encuentro desde esa fecha. Me he acoplado bien al trabajo individual y colectivo, con algunos tropiezos producto de la procastinación de ciertas actividades a consecuencia de lo laboral (algo que realmente me preocupa) y de adaptarme a los diferentes cursos y metodologías novedosas. Pero me siento felizmente ocupado en una actividad que sé que me dará muy buenos frutos cuando pueda aplicarla con mis estudiantes o compartirla con mis colegas.

He tenido dificultades para desarrollar los trabajos con estudiantes. El año pasado los profesores de informática “me prestaron” a sus estudiantes de dos secciones para un trabajo de campo (el realizar trabajos con Prezi, el cual pude realizarlo directamente con ellos) pero como ya no puedo volver a hacerlo en el colegio particular, no me ha quedado más remedio que pedirles a los estudiantes del colegio nacional que sus trabajos con TIC lo hagan en las cabinas de Internet (porque casi nadie cuenta con Internet y PC en casa).
Las dos primeras actividades fueron sumamente gratificantes: escucharon y observaron los vídeos e identificaron los recursos paraverbales empleados, luego decidieron individualmente y por equipos los temas para su declamación, incluso, en el camino he visto pertinente que puedan también cantar (si lo desean), escucharon con atención (y bromearon también) con los estudiantes que declamaron como modelos (los ganadores del año pasado) y revisamos con ellos la rúbrica, adecuándola a algunas necesidades o dificultades suyas.

Lo rescatable es que las chicas y muchachos del 5129 en Pachacútec son muy entusiastas y me están demostrando que sí van a poder. Algunos ya me mostraron los vídeos que van a subir al blog y otros la planeación que para ello han diseñado. Como ya entraron al mismo, han visto la rúbrica y como se las he explicado, saben qué es lo que pedido y lo han encontrado razonable. Al principio casi todos tuvieron temor o vergüenza (aunque ninguno lo verbalizó), pero basta que uno o dos valientes voluntarios (en nuestro caso fueron dos voluntarias) se lancen al ruedo -en un clima de atención y respeto, lo cual es primordial-, para que todas y todos los demás decidan participar.

Aunque la actividad ha terminado dando un giro (solicité inicialmente que se grabaran declamando un poema para así evidenciar los recursos paraverbales y por pedido de los estudiantes la mayoría  optó por cantar), lo importante era evidenciar el empleo de aquellos recursos, lo cual sí se ha dado. Además, ambas actividades se han convertido en un “casting” que permitirá a los docentes elegir quiénes participarán en el Homenaje a las Madres del viernes próximo y se ha corrido la voz: estudiantes de los demás grados también quieren participar trayendo sus vídeos grabados con playback o piden ser grabados en vivo en el colegio, piden una oportunidad.

Esos son los pequeños momentos que suman a la tarea y a la vocación, cuando te das cuenta que tus acciones han tocado otro corazón.